Dentro del mundo de la ingeniería neumática, son numerosos los preceptos legales que acotan y regulan la producción de aire comprimido.
Dentro de esta regulación, debemos de tener en cuanta que la legislación actual se basa en dos campos muy diferenciados, a saber:
- Regulación de la calidad del aire comprimido
- Normativa aplicable a aparatos a presión
En cuanto al primer punto, es importante reseñar que todo este bloque de información está regulado por la norma ISO 8537-1:2010, e incluyen un compendio muy extenso de cómo podemos evaluar los diferentes agentes que contaminan nuestro aire comprimido, evaluando de forma numérica el contenido máximo de contaminantes que puede haber en un determinado volumen de aire comprimido para, de esta forma, poder emitir un certificado indicando qué calidad de aire podemos/debemos cumplir. Los agentes contaminantes evaluados son partículas sólidas (en general), agua y aceite o derivados. En industrias como las alimentarias o la farmacéutica, los estándares de calidad definen muy claramente qué calidad de aire debemos suministrar para determinados procesos e, incluso, prohíben la utilización de determinados tipos de compresores dependiendo de la aplicación que se vaya a usar.
En cuanto al segundo punto, nos referimos a la vigencia del Real Decreto 809/2021, de 21 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento de equipos a presión y sus instrucciones técnicas complementarias. Este texto recoge de forma expresa todas aquellas acciones, de carácter preceptivo, que debemos cumplir si disponemos en nuestras instalaciones de depósitos de aire comprimido para, además de cumplir con la normativa vigente, velar por la seguridad e integridad de nuestro personal y nuestros medios. En cuanto a este punto, en EnergyAir somos expertos en la tramitación de toda la legalización y actualización de documentación relativa a las redes de aire comprimido, acompañando al cliente en todo el proceso, desde el inicio, hasta la obtención del ansiado certificado de red de aire.
Es importante reseñar que, además de la obligatoriedad del cumplimiento del Real Decreto señalado, el correcto mantenimiento de nuestros sistemas de aire comprimido evitará de forma activa que se produzcan accidentes o errores que puedan, incluso, provocar daños personales.
