Los compresores inyectados o lubricados, son aquellos equipos que utilizan algún tipo de aceite para la producción de aire comprimido.
En un compresor de aire, el aceite cumple 4 funcionas básicas, a saber:
- Refrigeración, permiten reducir la temperatura de los elementos debido al la fricción entre componentes metálicos
- Lubricación de dichos componentes metálicos
- Limpieza, ya que el propio aceite permite el arrastre de elementos contaminantes que provienen del aire ambiente o del propio compresor
- Sellado, a niveles microscópicos, el aceite sella aquellas pequeñas fugas o desgastes que produzcan la reducción de la eficiencia de los elementos.
¿Cómo elegir el aceite adecuado?
Como servicio técnico oficial, nuestra recomendación siempre es utilizar los aceites y lubricantes que los fabricantes indican. El uso de estos materiales originales, nos da la tranquilidad de saber que estamos utilizando un lubricante adecuado al funcionamiento de nuestro equipo y que está perfectamente diseñado para los ritmos de trabajo del mismo.
Hoy en día, de forma general, podemos hablar de dos tipologías de lubricantes: aceites o lubricantes minerales y aceites o lubricantes sintéticos. La innovación y el estudio de estos materiales llevan, hoy en día, a la utilización de aceites sintéticos, que son aquellos cuya base no es natural/mineral y que han sido diseñados específicamente para un determinado uso.
Factores que afectan de forma directa a la calidad del aceite
El aceite de nuestro compresor va a delimitar, de forma directa, la vida útil de nuestro equipo. Para equipos con tecnología de tornillo, desde EnergyAir recomendamos encarecidamente el uso de lubricantes de origen sintético, ya que las prestaciones del mismo son más altas que los minerales.
Para poder elegir el lubricante correcto, debemos de conocer a la perfección la tipología de compresor que vamos a lubricar y el ritmo de trabajo del mismo. Una vez determinados estos parámetros, es fundamental conocer la ubicación y zona de trabajo del compresor.
Valores como la temperatura, la humedad o la cantidad de contaminantes del ambiente, van a delimitar de forma muy acotada al tipo de lubricante a utilizar.
